martes, 16 de octubre de 2012

"Noches peligrosas" por LIF

Caminaba tranquilamente por la calle. Eran cerca de las ocho de la noche, y debía volver rápidamente a casa si no quería que mi padres me castigaran un mes más. Caminaba a paso rápido cuando alguien dio unos golpecitos en mi hombros derecho. Me giré y lo vi. Vi su rostro. Ese rostro que había visto un millón de veces y que, aún así, cada día descubría algo nuevo de él.

- ¿Qué coño quieres? Te dije que no quería volver a verte- le dije con tono despectivo.
- Solo quería saludarte- dijo manteniendo la cabeza bien alta.
- ¿Saludarme? ¿Está de coña?- me crucé de brazos.
- No, claro que no. Solo quería saber si te encontrabas bien.
- Estoy perfectamente desde que saliste de mi vida. Ahora, puedes irte por donde has venido- hice ademán de irme pero él lo impidió agarrando fuertemente mi brazo- ¿Y ahora que quieres Hugo?
- No deberías hablarme así.
- ¿Que no?- me zafé de su agarre con un tirón de brazo- ¿Y como debería hablarte después de que me hayas puesto lo cuernos?
- No te he puesto lo cuernos. No exageres.
- ¿A caso acostarse con otra mientras sales conmigo no es poner los cuernos?- ¿Estaba de coña o qué? ¿De que iba ese imbécil?
- No si con la que te acuestas no te gusta.
- ¿Qué?- dije entre risas. No podía evitarlo. Lo decía con toda seguridad del mundo- ¡Vete a la mierda, Hugo!- me giré pero, de nuevo, me retuvo agarrando mi brazo.
- Cuidadito con lo que dices Sarah, o podría salirte muy caro- susurró a pocos centímetros de mi cara.
- ¿Y que vas a hacerme? ¿Pegarme?- solté una risa falsa- Por favor, no me hagas reír- no me dio tiempo a decir nada, porque empecé a sentir un ardor en la mejilla. ¡Me había pegado! ¡Ese hijo de puta me había pegado!- ¡¿Pero que coño te pasa?!

No dijo nada y me agarró más fuerte del brazo. Tiró de mi, intentaba llevarme a algún lugar, pero yo me negaba en rotundo. Intenté hacer fuerza hacia atrás y así impedir que me arrastrase, pero tenía demasiada fuerza. Me arrastró hacia un pequeño parque poco transitado, ya que serían alrededor de las nueve de la noche, mas o menos. Me puso en frente suya. Caminé hacia atrás hasta que choqué contra algo. Me giré. Era una pared. ¡Genial! ¿Y ahora que? Se acercó lentamente a mi. Yo giré mi cara para que nuestros labios ni se rozasen.

- Aquí no podrá oírte nadie. No vas a salir de esta tan fácilmente- me susurró al oído.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando Hugo rozó su piel con la mía. Bajó sus manos por mi cintura, luego por mis caderas hasta llegar a mis muslos. Lo miré a los ojos.

- Hugo, por favor. No hagas nada de lo que puedas arrepentirte- le dije en un susurro.
- Tranquila. No me arrepentiré de esto- iba a gritar, pero Hugo me puso una mano en la boca y, con la otra, me tiró al suelo. Me agarró de las manos y me las puso por encima de mi cabeza. Sacó algo se su bolsillo y lo llevó a mis muñecas. Sentí algo áspero en ellas y luego una presión. Intentaba zafarme de aquel maníaco, pero no podía, no tenía fuerzas suficientes. Miré hacia mis manos y lo entendí todo. Me había atado las manos a un banco del parque. Estaba perdida. No podía hacer nada. Aquel imbécil iba a violarme allí mismo, en medio de ese mugriento parque. 
Miré a Hugo fijamente a los ojos. Le suplicaba con la mirada que parase y el lo sabía, pero lo ignoraba. Llevó sus manos a mi blusa y la desabotonó desesperadamente. Comencé a gritar como una loca pero, como había dicho el antes, no había absolutamente nadie que pudiera ayudarme. Me tocaba el estómago y los muslos. Gritaba tanto que parecía que iba a quedarme sin voz de un momento a otro. En uno de mis gritos, Hugo introdujo algo en mi boca, y yo, inconscientemente, lo tragué. ¿Que el lo que me había dado? Pronto lo supe ya que mi visión se hizo cada vez mas borrosa y las imágenes que pasaban por ella ibaa cámara lenta. Parecía que estaba bajo los efectos del alcohol  pero no, era algo peor. estaba bajo los ejectos de alguna droga.
Notaba las manos de Hugo vagar por mi cuerpo. Intentaba resistirme pero no podía. Estaba demasiado débil. Sentí como me desabrochaba lo pantalones y como se deshacía rápidamente de mi ropa interior. 
Después de eso recuerdo poco. Solo pequeñas imágenes y sonidos. Una respiración entrecortada, manos que me tocaban, gritos, una sirena de policía... Hasta que me despierto en una habitación completamente blanca la cual reconozco enseguida. Un hospital.